A este bacalao también se le conoce como abadejo.
Cambie el agua al menos 2 veces por 3 días para desalar adecuadamente.
Corte en filetes y remueva espinas.
Escurra el agua en un colador o presione la piel con servilletas para remover el exceso de agua.
Corte los ajos en laminas y la cebolla en Brunoise.
En una sartén profunda a fuego medio alto (nivel 7), vierta el aceite de oliva y espere que caliente un poco.
Agregue los ajos y espere que doren un poco.
Luego añada la cebolla y revuelva ocasionalmente hasta que se torne dorada.
Con la ayuda de una espumadera, recoja toda la cebolla y el ajo y paselo a un plato aparte.
Esta se utilizará al final de la receta.
Enharine los filetes de bacalao y sacuda el exceso.
Ponga a freir los filetes en el mismo aceite que utilizó para los ajos y la cebolla. Cocine a un (nivel 6) sólo por un par de minutos cada lado. No tiene que dorar. La intención es que la harina selle en la piel del bacalao.
Vaya pasando los filetes a una fuente de horno profunda. Puede colocar unos filetes encima de otros sin ningún problema.
Luego que haya terminado de sellar los filetes. En la misma sartén añada la leche sobre el aceite que quedó.
Utilice la misma espumadera para raspar los pegaitos del fondo.
Añada la sal y permita que la leche tibie pero no caliente demasiado.
Yo decidí pasar la mezcla de la leche a una ollita y utilicé el inmersion blender para romper cualquier grumito y romper los pegaítos. Este paso lo puede obviar si lo desea, y pasar directamente al próximo paso.
Luego vierta la mezcla de la leche sobre los filetes hasta casi llegar a cubrirlos.
Coloque algunos filetitos de anchoas sobre el bacalao, ahora le pone la cebolla y los ajos y espolvorea el queso parmesano a su gusto.
Finalmente coloque la fuente en horno a 300º por 1 hora o hasta que dore bonito.
Plato terminado y buen provecho!